Si te identificas como hombre y siempre has sentido un poco de aprehensión hacia el baile, pues déjate de ideas preconcebidas: un nuevo estudio revela que bailar es bueno para la masculinidad y ayuda a comprender mejor la identidad. Un grupo de investigadores finlandeses descubrieron recientemente el impacto que bailar en la infancia tiene en la edad adulta en la población masculina, y para ello, realizaron una encuesta entre los hombres que participaron en grupos de baile para niños entre los años 1990 y 2008.

En las respuestas, los encuestados dijeron que el baile era una buena forma de expresarse físicamente y que les hacía ver su cuerpo de forma más positiva. También les ayudó a tener más confianza para discutir las cuestiones importantes de la vida. Practicar danza también los hizo más conscientes de su cuerpo y les dio las herramientas para leer el lenguaje corporal de otras personas. Además, con una sola sesión de baile pudieron entender el concepto de ser diferente y les ayudó a cooperar con diferentes tipos de personas. Uno de los encuestados dice que bailar lo “salvó” de tener una visión estrecha de la vida.

De igual manera, quienes participaron en la encuesta señalaron que el baile les permitía expresarse en un entorno que los dejaba ser diferentes a como eran de adolescentes o en la escuela. Los participantes también aceptaron, en lugar de desaprobar, la diversidad de cuerpos, y definieron su clase de baile como una “familia o comunidad” a la que sentían que pertenecían. Sin embargo, muchos de los hombres dejaron de bailar en algún momento de su juventud debido al estigma asociado a la homosexualidad con el baile, y de hecho, muchos de ellos consideraron “traumática” su experiencia de dejar de bailar: muchos ocultaron su afición, y la presión de sus amigos fue casi siempre la razón por la que dejaban la actividad.

Los autores del estudio afirman que la danza en pareja y la danza folclórica suelen ser más aceptables para los hombres, mientras que la sexualidad de los bailarines de ballet, jazz y danza contemporánea se somete a un mayor escrutinio. Los investigadores también señalaron que las actitudes hacia los roles de género se han flexibilizado en los últimos años. “Muchos de los entrevistados señalaron que el baile es una forma de expresarse físicamente sin necesidad de competir o medir el rendimiento. El baile sirvió como válvula de escape para debatir las cuestiones importantes de la vida”, afirma el autor del estudio, el Dr. Kai Lehikoinen, en un comunicado de la universidad.

“La conciencia corporal forma parte de la humanidad, y aumentamos nuestro conocimiento del mundo a través de nuestros sentidos. Si las personas ignoran la dimensión corporal de sí mismas, esto se refleja negativamente en su bienestar. Todo el mundo tiene el mismo derecho a desarrollar su propia conciencia corporal. Por eso los hombres también deberían bailar”, dijo.

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