“Diamante en bruto”, la película que muestra la violencia hacia las mujeres en los reality shows
El auge de los reality shows no solo ha transformado la televisión, sino que ha generado un fenómeno de hipersexualización femenina especialmente visible entre los jóvenes participantes. Estos programas promueven cuerpos idealizados bajo cánones estrictos y ejercen una presión constante sobre las mujeres para cumplir con expectativas estéticas y de comportamiento, lo que muchas veces termina reforzando estereotipos y generando consecuencias sociales y psicológicas que pocas veces se muestran en pantalla.
La película Diamante en bruto, dirigida por la francesa Agathe Riedinger y estrenada recientemente tras su paso por el Festival de Cannes 2024, aborda esta problemática desde una perspectiva profunda y crítica. La historia sigue a Liane (Malou Khebizi), una joven de 19 años de Fréjus, un barrio de exclusión social, obsesionada con la belleza y la fama. Liane aspira a participar en un reality llamado La isla de los milagros que, en la ficción, refleja estos formatos televisivos que buscan catapultar a jóvenes hacia la fama a través de la hipersexualización y la exposición de su imagen.
La película no cae en el juicio simplista ni en un tono condescendiente hacia su protagonista. Al contrario, busca entender las motivaciones y las presiones que atraviesa Liane, mostrando su humanidad y sus imperfecciones sin fetichizar su cuerpo ni exagerar la miseria en su contexto. La directora explica que su intención es “denunciar el sistema que produce esos reality shows”, así como poner énfasis en “el desprecio de clase y la hipersexualización hacia las mujeres” que estos programas reproducen.
Estos realities, como La isla de las tentaciones en España o la franquicia internacional Too Hot To Handle de Netflix, gozan de gran popularidad especialmente entre los jóvenes, que ven en ellos una vía rápida para alcanzar la notoriedad y el estatus social. Sin embargo, este éxito mediático también impulsa un círculo de presión estética y económica, donde clínicas de cirugía estética aprovechan la fama efímera para incentivar intervenciones a muy temprana edad, perpetuando un ciclo que explota el cuerpo y la imagen.
En la cinta, el personaje de Liane encarna este fenómeno: su búsqueda no es solo por ser famosa, sino por sobrevivir en una estructura social que hace depender el valor personal de la juventud y de la apariencia. La película reflexiona sobre cómo el culto a la imagen se amplifica en la era digital, y sobre los límites difusos entre el uso consciente de la belleza como herramienta y la internalización de mandatos patriarcales que exigen ser bella para valer más socialmente. Así, Diamante en bruto es un espejo para entender la cultura contemporánea, mostrando con realismo y sensibilidad cómo la fascinación por los reality shows es también una reflexión sobre la juventud, la precariedad social y la construcción de la identidad en un mundo dominado por las apariencias.
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