El asesinato de Francisco Albornoz fue premeditado y planificado, de acuerdo con la Fiscalía de Chile

El fin de semana pasado, el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago formalizó a Christian González, médico ecuatoriano de 31 años, y José Miguel Baeza, chef chileno de 41, por el homicidio de Francisco Albornoz, un joven farmacéutico de 21 años que había desaparecido el 23 de mayo en Santiago y cuyo cuerpo fue hallado doce días después en una quebrada de San Fernando, región de O’Higgins. La Fiscalía sostiene que los imputados planificaron el crimen y ocultaron el cuerpo para asegurar su impunidad.
Durante la audiencia, la fiscal Rossana Folli detalló que la causa de muerte de Francisco fue un traumatismo encefalocraneano provocado por golpes en la cabeza, descartando la hipótesis inicial de intoxicación. Según la investigación, el ataque ocurrió dentro de un departamento en Ñuñoa, donde los tres se habían reunido para una fiesta la noche del 23 de mayo.
Las pruebas presentadas por la Fiscalía incluyen mensajes de WhatsApp entre los imputados, en los que se evidencia la premeditación del crimen. En diálogo con LUN, una fuente anónima dio a conocer a los medios que “en el chat se ve que el chef le dice: ‘Aquí ya tenemos uno’ (por Francisco), Si llevai cloroformo, droga, marihuana’, etcétera”. A esto se suma otro antecedente relevante, pues el médico ecuatoriano habría salido del lugar durante la noche para comprar drogas. “Él bajó a comprar drogas, marihuana y pagó en efectivo, según antecedentes de la Fiscalía”, indicó la fuente. Tras el asesinato, envolvieron el cuerpo en un saco de dormir, lo trasladaron en el maletero de un auto durante varias horas y finalmente lo arrojaron desde una altura de 50 metros en las cercanías del río Tinguiririca, en la región de O’Higgins.
El tribunal determinó prisión preventiva para ambos acusados, argumentando que su libertad representa un peligro para la seguridad de la sociedad. Sin embargo, la calificación del delito quedó, por ahora, en homicidio simple, y se fijó un plazo de 90 días para que la Fiscalía continúe reuniendo pruebas y profundizando en la investigación. Por su parte, la defensa del médico Christian González argumentó que su cliente estaba abrumado por la situación y que el consumo de sustancias pudo haber influido en su comportamiento, aunque admitió que no contactó a las autoridades ni buscó ayuda médica tras el hecho.
El caso ha generado conmoción y reacciones en la comunidad, especialmente entre organizaciones de derechos humanos y diversidad sexual, que exigen justicia y el reconocimiento de la brutalidad y premeditación del crimen. A medida que avanza la investigación, se espera que se esclarezcan todos los detalles y se determine la responsabilidad de los imputados en la muerte de Francisco Albornoz.
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