Científicos de la Universidad de Carolina del Norte publicaron recientemente un estudio en la revista JAMA Psychiatry que muestra que el fármaco Ozempic, conocido por su uso en el tratamiento de la diabetes y la pérdida de peso, también podría reducir el consumo de alcohol en personas con trastorno por consumo de la sustancia. El estudio controlado aleatorio, el primero en investigar esta relación, revela que la semaglutida, el ingrediente activo de Ozempic, parece disminuir la necesidad de consumir alcohol.

El ensayo involucró a 48 participantes diagnosticados con trastorno por consumo de alcohol moderadamente grave, pero que no estaban buscando tratamiento activamente. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a recibir inyecciones semanales de una dosis baja de semaglutida o un placebo durante nueve semanas. Antes y después del período de tratamiento, se invitó a los participantes a consumir sus bebidas alcohólicas preferidas en un entorno de laboratorio controlado, donde se midió su consumo.

Los resultados del estudio indicaron que los participantes que recibieron semaglutida consumieron significativamente menos alcohol en la segunda sesión de consumo en comparación con la primera, un efecto que no se observó en el grupo placebo. Además, aunque no hubo diferencias significativas en la reducción de los días de consumo entre los grupos, aquellos que recibieron Ozempic mostraron una mayor reducción en el número de bebidas consumidas en los días en que sí bebieron. También se observó una disminución en los días de consumo excesivo de alcohol en el grupo de semaglutida.

El estudio también reveló que el 40% de los participantes que tomaron semaglutida informaron no haber bebido cinco o más bebidas alcohólicas en ningún día durante el último mes del tratamiento, en comparación con el 20% del grupo placebo. Este hallazgo sugiere que la semaglutida puede ser más eficaz que los medicamentos existentes para reducir la ansiedad por el alcohol, a pesar de que se administró una dosis baja de Ozempic.

Los investigadores señalan que estos resultados son prometedores y sugieren el potencial de la semaglutida y fármacos similares para cubrir una necesidad no satisfecha en el tratamiento del trastorno por consumo de alcohol. Sin embargo, enfatizan la necesidad de estudios más amplios y prolongados en poblaciones más diversas para comprender completamente la seguridad y eficacia de estos fármacos en el tratamiento del alcoholismo.

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