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Album Reviews

Amaarae

BLACK STAR

Portada del álbum "BLACK STAR" de Amaarae.
9
Words Mirangie Alayon

Amaarae no es una de esas artistas que pase desapercibida. Desde su debut en 2020 con The Angel You Don’t Know, la ghanesa-norteamericana ha tejido un sonido que desafía etiquetas, mezclando afrobeats, alté y electrónica con una audacia que pocos se atreven a imitar, mientras teje relatos íntimos sobre deseo, identidad y pertenencia, siempre con un pie en la tradición y otro en la experimentación. Su segundo álbum, Fountain Baby (2023), la consolidó como una de las voces más innovadoras del pop global, pero es con Black Star (2025) que Amaarae parece coronarse como una fuerza imparable. Este disco se siente de principio a fin como una declaración de principios: hedonismo, nostalgia, descaro y una reinvención de lo que significa ser una estrella africana hoy en día.

Black Star es un viaje sin escalas por los clubes del mundo, pero también por la mente de una artista que ya no tiene nada que demostrar. En sus 13 pistas, la artista despliega una paleta vibrante donde el highlife ghanés, el baile funk brasileño, el techno y más convergen con la sutileza de una voz que flota sobre el pulso del placer. El título, un juego de significados con la estrella negra de la bandera de Ghana, su identidad, y el origen cultural de la música que la impulsa, es un emblema de orgullo, poder y metamorfosis personal. Desde el primer track, Stuck Up, Amaarae nos arrastra a una pista de baile imaginaria donde el baile funk brasileño choca con letras que sueltan indirectas como si fueran confetti. This bitch likes me, and I like this bitch for now (A esta perra le gusto, y a mí me gusta esta perra por ahora), susurra, jugando con la ambigüedad y el poder. Esa mezcla de glamour y crudeza define el resto de los tracks, pues Amaarae puede ser tan dulce como un sample de Cher (She Is My Drug) y tan ácida como la ketamina que menciona en Starkilla, donde Bree Runway aporta un verso tan caótico como irresistible en una colaboración perfecta.

La nostalgia es otro pilar de Black Star, pero no esa nostalgia edulcorada que venden otros. Aquí, Amaarae resucita la Thong Song de Sisqó en Kiss Me Thru the Phone Pt. 2, lo envuelve en trance y lo convierte en un himno para amores digitales. PinkPantheress también aporta su voz etérea, creando un contraste perfecto con la sensualidad frenética de Amaarae. Sin embargo, no todo es euforia: en 100Drum, la artista se permite un momento de vulnerabilidad, preguntándose I’m a material bitch, but I know the worth of a mind (soy una chica material, pero conozco el valor de una mente), mientras los tambores ghaneses y los beats electrónicos se disputan el ritmo, latiendo.

Uno de los momentos más icónicos llega con ms60, donde Naomi Campbell no canta, sino que decreta: They call me a bitch, a villain, controversial diva—no, I am the Black Star (me llaman una perra, una villana, una diva controvertida, pero no, soy la Estrella Negra). Es imposible no pensar en la propia Amaarae, una figura que, como Campbell, ha sabido navegar entre el escándalo y la admiración. El álbum está lleno de estos guiños a la cultura negra global, pero siempre con un toque de irreverencia. En Fineshyt, por ejemplo, Amaarae se divierte con un she’s my new sexy machine, my sexy sex machine (ella es mi nueva máquina sexy, mi máquina sexy de sexo), ridiculizando los clichés del pop mientras baila sin pudor.

¿El resultado? Una producción que no teme ser contradictoria. Black Star es tan cerebral como visceral, tan local como universal. Amaarae no está aquí para educar a nadie sobre la diáspora; está aquí para recordarnos que la música negra puede ser tan compleja o tan sencilla como ella quiera. Tracks como Girlie-Pop! o B2B son pura energía, mientras que Dream Scenario (con Charlie Wilson) ofrece un respiro melancólico. Es esta variedad la que hace que el disco funcione: Amaarae no elige entre ser una diva o una rebelde, porque es ambas. Tras varias escuchas, Black Star tiene todos los puntos y señas de un manifiesto. Aquí, Amaarae no solo celebra su herencia ghanesa, sino que la expande, la retuerce y la convierte en algo nuevo. No hay culpa en su hedonismo, ni disculpas en su ambición. Este disco es el sonido de una artista que encontró su voz y no tiene miedo de usarla para reírse, seducir o, simplemente, brillar. Y en un mundo que siempre quiere poner a las mujeres negras en cajas, Amaarae prefiere incendiar los límites. Después de todo, las estrellas negras no piden permiso para alumbrar. Una delicia absoluta de álbum, y sin duda uno de los mejores del año.

Escucha BLACK STAR en su totalidad a continuación.

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