España: Alerta por el aumento de la práctica del chemsex y de la transmisión de ETS

En los últimos años hemos visto cómo el chemsex se ha popularizado alrededor del mundo, especialmente en la comunidad gay. Para quienes no lo conocen, el término se refiere a la actividad sexual, principalmente entre hombres, bajo la influencia de las drogas. Las personas participan en chemsex por diferentes razones: algunas personas lo hacen para sentirse menos inhibidas y aumentar el placer; otras suelen usar estupefacientes debido a sentimientos de estigma y problemas relacionados con la autoestima. Puede haber individuos que no son hombres que tienen sexo con hombres que usan drogas como parte de su vida sexual, pero el término chemsex se refiere a una práctica con una historia y cultura específicas de la comunidad gay.
Lo cierto es que en Madrid, España, están sonando las alarmas debido al aumento de la práctica del chemsex, que usualmente deviene en sexo grupal. ¿Cuál es el problema? Que con la práctica también se han disparado las enfermedades de transmisión sexual o ETS, así como la transmisión del VIH, de acuerdo con lass autoridades sanitarias de la capital española. En un reporte reciente de ABC, se dice que los contagios de clamidia y gonococo han visto aumentada su incidencia en un 30,5% y un 14,9%, respectivamente; el linfogranuloma, un 66%; mientras que la sífilis ha escalado de 20,23 a 24,72 casos por cada 100.000 habitantes. Sobre la viruela del mono, Madrid sufrió el mayor brote de la región europea y ya está contenido, con más de 17.000 vacunas puestas. En el caso del VIH, los casos también ha ido en aumento, pues las prácticas sexuales de la comunidad gay cada vez incluyen menos uso del preservativo.
La directora general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Elena Andradas, afirma que debe ser una prioridad “hacer un abordaje del chemsex” de manera educativa, pues el perfil más común de los usuarios es de hombres entre 25 y 40 años (el 70%); con estudios universitarios y medios económicos medios o altos (58%); y con más de cuarenta parejas sexuales en el último año. Sobre las sustancias más utilizadas en estas prácticas, Andradas habla del GHB o éxtasis líquido en paralelo con la ingesta de viagra y otros potenciadores sexuales (82%); la mefedrona (66%), y la metanfetamina (57%), mientras que por detrás se sitúan la cocaína y el cannabis.
Andradas afirma que debe haber una reunión entre “sanitarios, centros y asociaciones científicas para actuar de manera coordinada. Hay que poner medios para solucionar la incorporación de personas menores y jóvenes al chemsex, desde el punto de vista no solo de la sexualidad, sino también de las adicciones y la salud mental”, de manera que se trate no solo a quienes ya han sido diagnosticados, sino también informar a potenciales nuevos casos de los riesgos de la práctica. Jorge del Romero, director del centro de salud Sandoval de Madrid, pone énfasis en los problemas mentales que acarrea el chemsex. “Desde el centro solicitamos recursos de psiquiatría. Las consecuencias más graves son brotes psicóticos causados por sustancias como la metanfetamina”, especifica.
Además, agrega que la proporción de usuarios de chemsex que tienen VIH positivo es muy alta. “Es más, el 86% de las personas que acaban de contraer ese virus toma sustancias para mantener relaciones, aunque eso no es necesariamente chemsex”, añade, en referencia a que pueden ser encuentros con una sola persona en cada ocasión. Otro dato preocupante es que en los 600 casos confirmados de viruela del mono, el 40% era de pacientes positivos en VIH con tratamiento, y el otro 40% toma PreP, pero están propensos a ITS: Solo en Sandoval (con casi 4.000 madrileños tomando PreP, desde que en 2020 empezó a dispensarse), el número de positivos en gonorrea el año pasado superó los 2.000, mientras que los de VIH han pasado de más de 300 anuales a menos de cien en 2023.
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