España logra detener el avance de la ultraderecha en las elecciones
El fantasma de la entrada de la extrema derecha en el gobierno español prácticamente desapareció este fin de semana tras las elecciones del domingo: El partido ultranacionalista Vox perdió apoyo en las urnas, lo que significa que hay pocas posibilidades de que sea el líder de una coalición de gobierno; y aunque el Partido Popular, conservador y mayoritario, quedó en primer lugar, sus resultados estuvieron muy por debajo de las previsiones. Los resultados son relativamente buenas noticias para el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuyo partido socialista PSOE quedó en segundo lugar; sin embargo, ahora comienza la batalla entre los bloques de izquierdas y derechas, que buscan formar posibles coaliciones de gobierno.
El bloque de derechas, que se esperaba que ganara, solo obtuvo 171 escaños. El bloque de izquierdas obtuvo 172 escaños, ambos lejos de la mayoría absoluta. El conservador Partido Popular obtuvo 136 escaños, 47 más que hace 4 años. El partido de extrema derecha Vox obtuvo 33 escaños, 19 menos que en 2019. La cifra no les permite gobernar, ni siquiera con la hipotética aportación del diputado de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Coalición Canaria, debido al umbral de 176 escaños. El líder del Partido Popular español, Alberto Núñez Feijóo, se proclamó vencedor en la votación anticipada, pero no puede formar una mayoría, ni siquiera con el apoyo de la extrema derecha. Las opciones de Feijóo de que el PP forme mayoría con el partido de extrema derecha Vox se esfumaron después de que la organización política obtuviera un resultado peor que en 2019 (al parecer, Santiago Abascal incluso no quería hablar con sus seguidores), y perdiendo escaños clave como en el Ayuntamiento de Madrid, que Carla Toscano perdió el fin de semana. La diputada ultraderechista dijo en su Twitter que había sido un “honor” haber podido defender durante estos años aspectos como “la presunción de inocencia”, la “familia”, la “realidad biológica” o “la vida”.
Pese a que los números no le dan, el domingo, el líder conservador Feijóo aseguró que intentará formar gobierno. “Como candidato del partido más votado, creo que es mi obligación” intentar “formar gobierno”, dijo en la sede del PP en Madrid. Por su parte, el actual presidente, Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español, desafió las expectativas al afirmar anoche que el “bloque reaccionario ha fracasado”. Sus partidarios corearon “no pasarán”, el lema de las fuerzas antifascistas durante la guerra civil española. Sánchez vio reivindicada su controvertida decisión de convocar elecciones anticipadas durante una feroz ola de calor, tras obtener malos resultados en las elecciones locales y autonómicas. Sin embargo, el bloque de izquierdas tampoco obtuvo mayoría: para llegar a los 176 escaños, el partido de Sánchez necesitaría un total de 23 diputados más y sus aliados tradicionales en el Parlamento. Con estos resultados, se producirá un bloqueo en el Parlamento. Por el momento, esto permitirá a Pedro Sánchez permanecer en la Moncloa.
Si todo le sale bien, Sánchez podría reunir a 172 legisladores a su favor, más que Feijoo, que serían suficientes para asegurar una segunda votación de investidura parlamentaria que solo requiere mayoría simple. De lo contrario, España (que celebró cuatro elecciones generales entre 2015 y 2019) podría encontrarse de nuevo en punto muerto y verse obligada a convocar una nueva votación. Por los momentos y sin mayoría absoluta, Feijoo intenta formar un gobierno en minoría, pero para ello necesitaría que los socialistas se abstuvieran en cualquier votación de investidura en el Parlamento, algo que no tienen intención de hacer.
La votación ha sido observada con lupa desde el exterior ante la posibilidad, que ahora parece improbable, de un gobierno en el que la extrema derecha tuviera su primera cuota de poder desde el fin de la dictadura franquista en 1975. Vox, que gobierna conjuntamente con el PP en tres de las 17 comunidades autónomas de España, se comprometió a hacer retroceder las leyes sobre violencia de género, derechos LGBTQ, aborto y eutanasia, así como una ley de memoria democrática que honra a las víctimas de la dictadura.
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