Esto es lo que sucede cuando consumes demasiada proteína, según expertos

¿Sabes cuánta proteína necesitas realmente cada día? ¿Puede el consumo excesivo de proteína ser perjudicial para tu salud? Últimamente, las redes sociales y la publicidad promueven un aumento constante en la ingesta de este nutriente, pero ¿qué pasa si comes más proteína de la que tu cuerpo realmente utiliza? Expertos en nutrición plantean dudas importantes sobre los riesgos y beneficios de consumir proteínas en exceso y te invitan a reflexionar sobre cuál es la cantidad adecuada para ti.
Margaret Murray, profesora de Nutrición en la Universidad Tecnológica de Swinburne, explicó recientemente en The Conversation que aunque la proteína es esencial para la formación muscular, hormonas y enzimas, así como para la función inmune, consumir más de lo recomendado no siempre aporta beneficios y puede incluso traer problemas. Lo ideal es que 15-25% de nuestra energía diaria provenga de proteínas, con una ingesta diaria de 0,84 gramos por kilo para hombres y 0,75 para mujeres.
En la actualidad, la mayoría de los adultos consumen más proteína de la necesaria, y aunque algunos deportistas que buscan aumentar su masa muscular pueden beneficiarse con hasta 1,6 gramos por kilo, superar esta cantidad no genera más ganancias musculares. “No hay beneficio adicional en consumir más proteína que la recomendada”, enfatiza la especialista. Por otro lado, el exceso de este macronutriente puede producir efectos adversos en el organismo que van más allá de simplemente eliminarse por la orina o las heces.
Una de las consecuencias principales de ingerir mucha proteína es que el cuerpo obtiene más energía de la necesaria, y el excedente se convierte en tejido graso para almacenar. En casos específicos, como enfermedades renales crónicas, es fundamental limitar la ingesta de proteínas para no dañar los riñones, siempre bajo supervisión médica. Además, existe una condición llamada “intoxicación por proteínas” o “hambruna del conejo”, que ocurre cuando se consume mucha proteína pero pocos carbohidratos y grasas, lo que puede desencadenar enfermedades graves.
La fuente de proteína también importa considerablemente. Las proteínas animales, como carne, huevos y lácteos, han sido vinculadas con un mayor riesgo de muerte prematura y enfermedades como el cáncer y la diabetes tipo 2 en personas mayores. En contraste, las proteínas provenientes de plantas como legumbres y cereales integrales, se asocian con menor riesgo de estas enfermedades y una mejor salud general, incluida la reducción del colesterol en sangre. De hecho, muchas fuentes de proteína vegetal aportan fibra dietética, un nutriente que la mayoría consume en cantidades insuficientes. La fibra ayuda a reducir el riesgo de enfermedades crónicas y favorece la salud intestinal, aspectos clave para un estilo de vida saludable.
¿Lo ideal? Equilibrar las fuentes entre vegetales y animales y acompañarlas de grasas y carbohidratos en las proporciones adecuadas. Cada macronutriente cumple un rol esencial para mantener el cuerpo en óptimas condiciones, por lo que la variedad y la moderación continúan siendo las mejores recomendaciones para una alimentación sana y efectiva.
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