Estos son los puntos claves de las próximas horas en Corea del Sur
La reciente declaración de la ley marcial por el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, ha sumido a la nación en una crisis política, marcando un momento significativo en su historia democrática. La ley marcial fue declarada el día de ayer durante un discurso televisado en el que Yoon acusó al opositor Partido Democrático de participar en actividades antiestatales y simpatizar con Corea del Norte. Esta medida sin precedentes, la primera desde la década de 1980, pretendía “restaurar el orden” en medio de las crecientes tensiones políticas y el descontento público con su administración.
Sin embargo, la medida no tardó en ser rechazada por legisladores de la oposición y del propio partido de Yoon, que la tacharon de inconstitucional y la revocaron horas después. Inmediatamente después de la declaración, se desplegaron fuerzas militares alrededor de la Asamblea Nacional para imponer la ley marcial. Sin embargo, este enfoque de mano dura se encontró con la resistencia de los legisladores, que consiguieron convocar una sesión de emergencia y votaron abrumadoramente a favor de anular el decreto de ley marcial. Esta rápida respuesta puso de manifiesto las profundas divisiones de la política surcoreana y subrayó la determinación de la oposición a contrarrestar lo que consideraban una extralimitación autoritaria de Yoon.
La situación se agravó cuando los ciudadanos se reunieron para protestar, demostrando su compromiso con los principios democráticos a pesar de la presencia militar. Pero ahora, muchos se preguntan qué le espera a Corea del Sur y al presidente Yoon. En primer lugar, el día de hoy están en aumento los llamamientos para que este dimita o se enfrente a un impeachment. Los partidos de la oposición presentaron el miércoles una moción para destituirlo, firmada por todos y cada uno de sus legisladores. Mientras tanto, grupos cívicos de la mayoría de las grandes ciudades de Corea del Sur planean celebrar concentraciones a gran escala para pedir la destitución de Yoon.
En los últimos meses, los índices de aprobación de Yoon se han desplomado hasta situarse en torno al 25%, debido principalmente a los fallos percibidos en la gobernanza y a los continuos escándalos en los que están implicados tanto él como su esposa. Con una parálisis política exacerbada por un Parlamento controlado por la oposición, la capacidad de Yoon para sacar adelante su agenda legislativa se ve gravemente comprometida. Los analistas sugieren que, sin reformas sustanciales o un cambio de estrategia, su administración se arriesga a un mayor aislamiento, si no termina siendo destituido.
La crisis política en Corea del Sur tiene repercusiones que trascienden lo nacional, afectando su posición internacional y relaciones con Corea del Norte. El gobierno de Yoon ha mantenido una postura dura contra Pyongyang, justificando la ley marcial por supuestas amenazas a la seguridad nacional. Sin embargo, esta declaración ha sido criticada por la falta de evidencia concreta sobre dichas amenazas, lo que genera dudas sobre su veracidad y su posible uso para reprimir la disidencia. Con un creciente clamor por rendición de cuentas y una opinión pública en contra, el futuro de Yoon es incierto. Deberá enfrentar nuevos desafíos que podrían amenazar su presidencia y el tejido democrático del país, mientras se observa si puede adoptar un modelo de gobierno más estable o si se verá forzado a renunciar.
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