Estudio afirma que el “sexting” adolescente conlleva problemas de salud mental y abuso de sustancias

Un estudio reciente realizado por la Universidad de Calgary, Alberta y la Universidad de Texas, encontró asociaciones preocupantes entre el sexting adolescente y la salud mental, así como el comportamiento sexual de riesgo. Los jóvenes que se envían mensajes sexuales, en comparación con los que no lo hacen, son más propensos a tener múltiples parejas sexuales, experimentar ansiedad y depresión, beber alcohol, consumir drogas y fumar, y además, son menos propensos a usar anticonceptivos. Las asociaciones fueron más fuertes en adolescentes más jóvenes.
El análisis de 23 estudios estuvo conformado por un total de 41.723 participantes menores de 18 años, y demuestra que es posible que el sexting sea solo uno de los factores de riesgo de este tipo de comportamiento, tal como explica Camille Mori, autora líder del estudio y estudiante de posgrado del departamento de psicología de la Universidad de Calgary.
“Aunque mostramos asociaciones entre el sexting y estos factores de riesgo, el contexto es importante: hay mensajes que se envían y se reciben con consentimiento, o el sexting ocurre en una relación romántica establecida o entre preadolescentes que coquetean o se comunican casualmente entre sí”.
Mori afirma que hasta uno de cada ocho jóvenes envía o reenvía mensajes sexuales sin permiso, lo que puede devastar al sujeto o destinatario de tales mensajes. Además, cuando la relación es más casual entre adolescentes, y se puede decir que hay menos confianza y mayor riesgo emocional, el sexting puede llevar a la decepción o la angustia.
El estudio, publicado en JAMA Pediatrics, proporciona evidencia convincente de que el sexting está asociado con conductas de riesgo y varios retos de salud mental, pero se necesita más investigación para entender por qué, señaló Sheri Madigan, profesora asistente de psicología de la Universidad de Calgary y coautora del estudio: “Parte de lo que necesitamos saber es cuándo es arriesgado”.
Si bien el contexto parece ser clave, también lo es determinar por qué las asociaciones negativas son más fuertes entre los adolescentes más jóvenes que entre los mayores. Madigan aseguró que el hallazgo podría reflejar los riesgos de volverse sexualmente activo a una edad más temprana. Madigan, Mori y sus coautores sugieren que el sexo a una edad temprana puede “agruparse” con otros comportamientos potencialmente inseguros.
También reconocen que los adolescentes mayores pueden ser más maduros emocional y cognitivamente que los adolescentes más jóvenes, lo que los hace menos susceptibles a los riesgos asociados con el sexting.
Investigaciones previas de Madigan indica que uno de cada cuatro adolescentes practican el sexting, y que es un aspecto cada vez más normativo de la exploración sexual de los adolescentes. Para los padres y educadores preocupados, tanto Madigan como Mori argumentan que necesitan responder a estas cifras con conversaciones continuas y sin prejuicios sobre el sexo, la sexualidad y la salud digital. Eso significa hablar con los adolescentes sobre cómo estar seguros, cómo mantener la ética, ser respetuosos y respetar la consensualidad en sus interacciones en línea.
“El sexting es parte de ese desarrollo en nuestra era tecnológica moderna”, dice Mori. “Tratarlo como castigo tal vez no sea la forma más útil de involucrar a los jóvenes en el tema.”
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