Gimnasio en Corea del Sur desata la polémica tras anunciar que solo admitía “mujeres cultas y elegantes”

Un gimnasio de Corea del Sur suscitó la polémica por colgar un cartel que prohíbe el acceso a las “tías” que se comporten mal, lo que desató un debate sobre si esta palabra discrimina a las mujeres mayores del país. Según un post publicado en una plataforma de debate para empleados verificados llamada Blind, un gimnasio de la ciudad de Incheon, a 27 km de la capital, Seúl, colgó un cartel en el que se leía “Prohibido el acceso a ahjummas” y declaraba que “solo se permitía la entrada a mujeres cultas y elegantes”.
La palabra ahjumma se usa comúnmente para referirse a mujeres mayores, normalmente de más de 30 años, del mismo modo que señora. En los últimos tiempos, sin embargo, la palabra ha pasado a describir un comportamiento grosero y con derecho, similar a la expresión Karen. Los críticos han señalado que señalar a las mujeres por un comportamiento descortés es sexista, teniendo en cuenta que los hombres son igual de propensos a comportarse de una manera grosera similar.
El propietario del gimnasio defendió el cartel alegando que el establecimiento había “sufrido daños” por el comportamiento detestable de las mujeres mayores: “Pasaban una o dos horas en los vestuarios para hacer la colada, robaban artículos como toallas, jabones o secadores de pelo”, citó The Korea Herald. “Se sentaban en fila y comentaban y juzgaban los cuerpos de los demás”, afirmó el propietario. “Dejaban correr el agua caliente durante una o dos horas, lo que duplicaba la factura del agua, y hacían comentarios de acoso sexual a miembros femeninos jóvenes, diciéndoles que parirían bien”.

Junto con el cartel, el gimnasio publicó una lista de atributos que diferencian a las ahjumma del resto de las mujeres: Le gustan las cosas gratis sin importar la edad; le insultan en todas partes, pero no sabe por qué; se sienta en un asiento reservado para embarazadas en el transporte público; va a una cafetería con dos personas, pide un solo café y pide una taza para compartir; tira en secreto restos de comida en un baño público o en otros aseos y es frugal con su propio dinero, pero no con el de los demás.
El gimnasio de Incheon no es la primera empresa coreana que se enfrenta a críticas por prohibir la entrada a personas mayores o niños. El artículo 11 de la Constitución de Corea establece que “no habrá discriminación en la vida política, económica, social o cultural por razón de sexo, religión o condición social” y la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Corea utilizó esta cláusula en 2017 para determinar que las “zonas sin niños” constituían un acto de discriminación. La comisión, sin embargo, no tiene autoridad legal para hacer cumplir sus recomendaciones, por lo que las empresas siguen limitando a quién se permite la entrada en virtud del principio de libertad de contratación o del principio de autonomía privada.
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