La mañana de este viernes en Brasilia, la Policía Federal colocó una tobillera electrónica al expresidente Jair Bolsonaro por orden del Supremo Tribunal Federal, debido a un riesgo creciente de fuga. Bolsonaro es actualmente investigado por presuntamente liderar un intento de golpe de Estado contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. La decisión llegó tras la preocupación de que Bolsonaro intentara buscar asilo, por ejemplo, en la embajada de Estados Unidos, justo después de una carta de Donald Trump presionando para que el juicio “termine inmediatamente”.

La operación en la casa del exmandatario tuvo lugar apenas un día después de que Trump reafirmara públicamente su respaldo a Bolsonaro y amenazara con fuertes aranceles a Brasil si el proceso judicial contra el expresidente no cesa. El juez Alexandre de Moraes, encargado del caso, optó por adelantarse ante posibles movimientos de fuga, tomando en cuenta antecedentes y rumores sobre una solicitud de asilo diplomático. 

Tras abandonar la comisaría, Bolsonaro se dirigió a los medios de comunicación y calificó la medida como una “suprema humillación”, asegurando que la “sospecha (de fuga) es una exageración, soy un expresidente de la República, tengo 70 años de edad”. Además, negó cualquier plan para salir del país o refugiarse en una embajada, aunque mencionó que tenía prevista una reunión con embajadores la próxima semana. Ante preguntas sobre si cumplirá las restricciones, el exmandatario no respondió. 

La lista de restricciones incluye no salir de su casa entre las 19:00 y las 07:00, mantener la tobillera electrónica activa 24/7, la prohibición total de usar redes sociales y la imposibilidad de interactuar tanto con diplomáticos extranjeros como con algunos de sus hijos que también están bajo investigación. 

Según los investigadores, hay indicios de que Bolsonaro intentó obstruir la justicia, coaccionar testigos y actuar en contra de la soberanía nacional, delitos que podrían sumar varias décadas más de prisión. El juez Moraes señaló conductas que considera como “flagrantes confesiones de actos delictivos” tanto de Bolsonaro como de su hijo Eduardo. Para la justicia, el envío de fondos a Estados Unidos desde Brasil era parte de un esquema para dificultar la investigación. La sentencia de este caso podría superar los 40 años de cárcel y se espera para septiembre.

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