Recientemente, nos encontramos en X un post de esos que buscan llamar la atención con comentarios y likes y posts citados, ya sea por el amor a la polémica o por engagement farming: se trataba de un paneo de la primera fila de un desfile de modas en el que veíamos a hombres y mujeres, pero mayormente hombres llevando siluetas más neutras, colores más suaves, y accesorios como bufandas. El post decía: “Ya no hay masculinidad para nada, han cambiado mucho las cosas”. Además de ser una publicación hecha para generar debate (y tal vez dinero para quien lo publicó), nos hizo pensar en un concepto que anda rodando algún tiempo: el de la “nueva masculinidad”.

Esta nueva masculinidad está surgiendo como respuesta a las nociones tradicionales y binarias de expresión de género y estilo, rechazando la rigidez que históricamente han categorizado la masculinidad como sinónimo de rasgos como la dominación y la agresividad. En su lugar, adopta una comprensión más fluida de la identidad que permite a los hombres expresarse a través de diversos estilos y estéticas, sin importar las expectativas sociales. Esta evolución refleja un cambio cultural hacia la inclusión y el reconocimiento de que la masculinidad puede ser polifacética y abarcar una serie de expresiones que no se ajustan a estereotipos anticuados. ¿Cuántas veces hemos visto a los hombres llevar traje y corbata? ¿No es hora de que varíen un poco ese look?

De más está decir que esta nueva masculinidad contrasta fuertemente con las inseguridades fomentadas por la masculinidad tóxica, que a menudo equipara ser masculino con ser heterosexual y dominante. Este modelo anticuado crea un entorno en el que la vulnerabilidad se considera una debilidad y se desalienta la expresión emocional de cualquier forma. La nueva masculinidad, sin embargo, anima a los hombres a abrazar sus sentimientos y a rechazar la noción de que el valor de uno está ligado a los ideales masculinos tradicionales. Al hacerlo, fomenta una imagen más sana de sí mismo y básicamente mandar a la mierda la idea de lo que piensen los demás.

Pharrell lo explica perfectamente en una entrevista: “Cuando te escuchas a ti mismo y te sientes cómodo con lo que eres, te pones lo que sientes que te queda bien y te sienta bien. Y ya está”. Agrega: “No sé si lo que me pongo es unisex o no. Lo único que sé es que se va a ver increíble, y creo que esa es la nueva masculinidad. Tener la voluntad de simplemente ser. Vivir y dejar vivir. Quiero decir, ¿qué tan jodidamente inseguro tienes que ser, como ser humano, para que porque tú te sientas incómodo haciendo algo, otra persona no deba poder hacerlo? No lo acepto. Para mí es inaceptable”.

Seamos claros: el concepto de estilo es intrínsecamente dinámico y evoluciona con los cambios culturales y las experiencias personales. La nueva masculinidad reconoce que el estilo no tiene absolutamente nada que ver con la sexualidad, sino que es una expresión de individualidad y creatividad. Los hombres exploran cada vez más opciones de moda que reflejan su personalidad sin miedo a ser juzgados o estigmatizados. Esta liberación de las normas convencionales permite una mayor experimentación con colores, tejidos y siluetas tradicionalmente considerados “femeninos”. A medida que cambian las actitudes sociales, se extiende la idea de que la ropa no dicta la orientación sexual, lo que anima a los hombres a vestirse de una forma que se corresponda con su auténtico yo.

“Lo que me entusiasmó descubrir por mí misme, y lo que me entusiasma ver que ocurre en el contexto cultural más amplio, es una redefinición de la masculinidad y la feminidad como cosas que lo abarcan todo: que la masculinidad puede ser dura o blanda, fuerte o vulnerable, y que esas cosas no son opuestas entre sí, porque ser vulnerable es un signo de fortaleza. Me entusiasma ver cómo las personas deciden por sí mismas qué significan para ellas la masculinidad y la feminidad. Para una persona, la masculinidad puede significar un vestido y una cara maquillada, porque así es como se ve a sí misma”, dice le actor no binarie Asia Kate Dillon.

De esta manera, los hombres de hoy desafían cada vez más la idea de que deben adherirse a roles de género estrictos o ajustarse a las expectativas tradicionales. Al adoptar una definición más inclusiva de la masculinidad, cada quien puede explorar su identidad sin las limitaciones de normas anticuadas. Esta fluidez no sólo beneficia a los hombres, sino que también contribuye a una sociedad más equitativa en la que todos pueden expresarse libremente. ¿Quieres seguirte vistiendo de forma clásica? Pues bienvenido. ¿Prefieres siluetas unisex y la ocasional falda? También. La ropa es solo ropa: no define sexualidad ni género. Deja que los demás decidan cómo te vistes y siéntete libre en la nueva masculinidad. 

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