La pandemia hace que nuestros sueños estén llenos de miedo, rabia y tristeza, según estudio

La pandemia COVID-19 ha cambiado casi todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo nuestros sueños cada vez que nos vamos a dormir. Poco después de que comenzaran las primeras cuarentenas, la gente informó tener más sueños que antes, con un contenido diferente. Esto se explicaba por el hecho de que muchos dormían durante más tiempo, y se despertaban sin relojes despertadores o un horario inmediato.
Otras personas estaban experimentando más estrés, lo que también puede alterar el sueño. Ahora un nuevo estudio, realizado por la Universidad Federal de Río Grande en Brasil y publicado en PLOS, analizó cientos de informes de sueños de antes y durante la cuarentena. 67 participantes brasileños presentaron sus sueños ya sea en septiembre y noviembre de 2019, o durante marzo y abril de 2020, dando a los investigadores resultados detallados del impacto de la pandemia en los sueños.
Los investigadores descubrieron que los sueños recordados durante el encierro eran más largos, cuando se medían en palabras, que los informes prepandémicos. “Esto puede indicar que la gente está prestando más atención a las experiencias de los sueños en este momento”, propusieron los autores, “pero también podría sugerir un aumento en la capacidad de recordar los detalles de los sueños debido a la posibilidad de que los participantes se quedaran más tiempo en la cama por la mañana durante la cuarentena”.
Los sueños de la pandemia tenían más referencias a la contaminación y la limpieza, y los investigadores lo relacionaron con la teoría de simulación de amenazas, que sugiere que superamos las amenazas en la realidad virtual de nuestros sueños. También se descubrió que hubo un aumento de sueños llenos de rabia, tristeza y miedo, relacionados con la cantidad de sufrimiento mental que experimentaban los participantes durante el aislamiento social. Los investigadores sugieren que esto se debe a que procesamos nuestras emociones cuando dormimos.
Al final del estudio, los participantes calificaron cuánto observaban sus sueños o si se los contaban a otros: resultó que tal comportamiento se daba más en personas que eran felices (versus tristes), enérgicas (versus cansadas), pacíficas (versus agresivas), altruistas (versus egoístas) y creativas (versus confundidas).
Los autores del nuevo estudio concluyen que prestar atención y contar nuestros sueños es una “forma relativamente segura de autoobservación y gestión de la salud mental que puede recomendarse durante este período de incertidumbre”. Esto es una prueba de la opinión de que compartir los sueños con la familia y los amigos tiene beneficios para el soñador y la sociedad en general.
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