A medida que la pandemia de coronavirus se prolonga, ponerse una máscara facial se ha convertido en algo tan natural para la gente como ponerse pantalones. Aunque puede ayudar a limitar la propagación del virus, los científicos dicen que también ha hecho mucho más difícil averiguar quién está realmente junto a nosotros en público. Los investigadores de la Universidad Ben-Gurión del Néguev en Israel dicen que las máscaras faciales están disminuyendo la capacidad del cerebro para reconocer y distinguir adecuadamente entre los diferentes rostros.

“Para aquellos de ustedes que no siempre reconocen a un amigo o conocido que lleva una máscara, no están solos”, dice el equipo de investigación en un comunicado de prensa.

“Los rostros se encuentran entre los estímulos visuales más informativos y significativos de la percepción humana y desempeñan un papel único en las interacciones comunicativas y sociales diarias. El esfuerzo sin precedentes para minimizar la transmisión del COVID-19 ha creado una nueva dimensión en el reconocimiento facial debido al uso de la máscara”.

La profesora Tzvi Ganel de la BGU (Birla Global University) y el profesor Erez Freud de la Universidad de York en Toronto examinaron cómo el uso de una máscara interfiere con la capacidad de una persona para reconocer rostros. Utilizando una versión del Cambridge Face Memory Test, casi 500 personas probaron su percepción facial mientras miraban rostros enmascarados y desenmascarados. Los resultados revelan que el uso de una máscara disminuye en un 15% la capacidad de una persona para saber con éxito quién es alguien.

“Esto podría conducir a muchos errores en el reconocimiento correcto de las personas que conocemos o, alternativamente, a reconocer accidentalmente las caras de personas desconocidas como personas que conocemos”, dice la profesora Galia Avidan, experta en reconocimiento y percepción facial de la BGU.

“Las máscaras faciales podrían representar un reto más fuerte para las personas cuyas habilidades de reconocimiento facial no son ideales para empezar y causan un mayor deterioro”.

El estudio también encuentra que las máscaras interfieren específicamente con la capacidad de la mente para procesar todo un rostro al instante. Los investigadores añaden que las personas están ahora procesando características individuales para averiguar a quién están mirando, lo que lleva más tiempo.

“En lugar de mirar toda la cara, ahora nos vemos obligados a mirar los ojos, la nariz, las mejillas y otros elementos visibles por separado para construir una percepción facial completa, algo que solíamos hacer al instante”.

Los especialistas concluyen que el hecho de que posiblemente el uso de la mascarilla se convierta en una práctica en el futuro, estudios deberán la simplicaciones sociales y psicológicas del uso de las mascarillas en el comportamiento humano.

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