¿Qué importa si un presidente sale con una mujer trans?
En los últimos días, se ha suscitado en Colombia un debate y un revuelo increíbles luego de que el pasado 30 de junio se viralizaran en las redes sociales algunos vídeos del presidente Gustavo Petro visitando Panamá con motivo de la toma de posesión de su par, José Raúl Mulino. En imágenes y vídeos se le ve paseando por el casco histórico de la capital, conversando y tomado de la mano de una mujer que no es su esposa, la primera dama Veronica Alcocer. En un principio, cabría preguntarse si la polémica gira alrededor de una supuesta infidelidad del primer mandatario colombiano, pero no: el problema es que muchos han “identificado” a la mujer como Linda Yepes, una reconocida presentadora de televisión colombiana, quien también es una mujer trans y una acérrima activista de los derechos LGBTQI+ de su país.
Desde que se dieron a conocer las imágenes, los comentarios se han centrado directamente en cuestionar la sexualidad del presidente, en memes homofóbicos e innumerables mensajes llenos e odio para Yepes, quien negó haber sido la persona con la que el presidente se encontraba en Panamá. En una entrevista televisiva, Yepes afirmó que jamás había recibido tantos comentarios en sus cuentas de redes sociales, y menos tan agresivos, pues dice que hasta amenazas de muerte ha tenido, sin hablar de la constante malgenerización por parte de personas y medios de comunicación.
Petro, por su parte, se había mantenido en silencio alrededor de la controversia hasta el día de hoy, cuando respondió a un usuario de X/Twitter que hizo un comentario homofóbico sobre su persona respondiendo lo siguiente: “Siempre he considerado que la intimidad es la “última ratio” de la libertad, la última trinchera del ser libre, y conservaré este principio hasta que escriba de mi mismo o muera. Pero estos miles de mensajes transfóbicos que han estallado en manos de una sociedad de derechas, profundamente excluyente, ignorante y discriminatoria deben ser rechazadas por el presidente”.
Agregó: “Todo progresista sabe que los seres humanos son iguales y que la lucha por esa igualdad implica la emancipación física y mental y por tanto, nadie que se considere a sí mismo humano, puede generalizar la transfobia en las mentes débiles ni la esclavitud y la discriminación. Esa acción no expresa animalidad sino brutalidad. Por eso asesinan al diferente y por millones. Por eso existieron y existen Nazis. Yo soy heterosexual, pero jamás escucharán o leerán de mi una palabra transfóbica. Porque no solo dejaría de ser hombre, sino humano”.
Petro ni niega ni confirma lo sucedido, básicamente porque no es problema de nadie excepto de su familia. Más allá de la aparente infidelidad, ¿Habría tanto revuelo si se hubiese tratado de una mujer cisgénero? Probablemente los chistes serían otros: tratando al presidente colombiano de macho o padrote por tener a varias mujeres. Pero el escándalo es que a Petro podría gustarle una mujer trans. Hasta donde sabemos, las mujeres trans también son mujeres. ¿En qué afecta a un mandatario sus preferencias románticas o sexuales? Ocupémonos de asuntos más importantes. Petro que se ocupe de gobernar y de sincerar sus relaciones sentimentales fuera del ojo público, sea con quien sea. A la única persona a la que debe importarle con quien sale es a su esposa. El resto es pan, circo y transfobia.
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