Desde la década pasada, Kim Petras se ha convertido en uno de los talentos más comentados de la música, con una carrera enormemente dinámica: desde al menos 2017 la estamos siguiendo gracias a una serie de sencillos y proyectos aclamados por sus seguidores, miles de millones de reproducciones globales, giras con entradas agotadas y generosos elogios de las principales publicaciones y medios de creación de tendencias de todo el mundo. Sin embargo, pese a que en la superficie su carrera parece ser una historia de éxito, también parece ser un ejemplo de la rapidez con la que la industria musical destruye el talento genuino. Sí, puede que Kim haya llegado a tener un premio Grammy gracias a su collab Unholy con Sam Smith, pero pero en algún momento, ese talento que tanto apreciamos se convirtió en una de las voces menos interesantes del panorama pop, justamente en un momento en el que hay cabida para todos los sabores posibles para las divas del género.

Cuando conocimos a Petras en 2017, era prácticamente un fenómeno viral con cada lanzamiento independiente, logrando atención no solo en el underground musical, sino en la Internet con una legión de seguidores quienes seguían con fervor cada single con sonido a bubblegum pop y color rosa Barbie. En sus mejores momentos, Petras era kitsch, escapista, increíblemente divertida y con un excelente sentido del humor que la ayudaron a formar parte del zeitgeist. Luego de muchos años de lanzar música bajo su propio sello, en el 2021 firmó con Republic Records, la disquera dirigida por Dr. Luke, su polémico colaborador de larga data, y que nos dio a entender que el próximo objetivo de Petras y su equipo era hacer que subiera de nivel y conquistar el mainstream. Sin embargo, las cosas no han salido como esperaba: su primer disco oficial, Problématique, que utilizaba su título como una forma de referirse a su trabajo con Dr. Luke como un chiste, fue filtrado y descartado. Singles como Future Starts Now o Coconuts no llegaron a ninguna parte, y aunque Unholy pareció ser el sencillo que Petras necesitaba para conquistar a la audiencia, lo cierto es que fue tan grande que incluso eclipsaba sus temas como solista.

Así surgió el de la nada el EP Slut Pop, un intento de convertir el movimiento sex positive en un estilo musical, inspirándose en artistas indie como Brooke Candy o Slayyyter, pero lo cierto es que no llega a ninguna parte. El año pasado lanzó Feed The Beast, su “primer disco” (Clarity tiene un downgrade a mixtape), pero se lanzó sin mucha fanfarria y con una respuesta cansada tanto de los críticos como de sus fanáticos. Meses después, dejó caer Problématique como lo había planeado pese a que sus seguidores ya habían escuchado el material (también sin mucho bombo o platillo), y ahora, como regalo de San Valentín, Petras vuelve a intentarlo con un EP llamado Slut Pop Miami, en el que trata una vez más de conquistar nuestros oídos con pop ligero e intrascendente pero con letras sucias y graciosas. En esta oportunidad, se inspiró en viajes hedonistas a la ciudad de Florida, y con una estética que se ubica entre el Y2K (los highlights gruesos en el cabello de Petras nos llevan directo al 2002) y el kitsch mayamero.

Con 11 canciones en total, a primera vista parece algo largo para un EP, pero en total solo necesitarás 24 minutos para recorrer la producción de principio a fin. La excursión sonora cargada de lujuria de Kim fue producida en su totalidad por Dr. Luke, y de más está decir que es un tributo descarado a la infamemente indulgente vida nocturna de Miami. La colección de canciones ofrece temas que explotan con ritmos audaces, comenzando con Slut Pop Reprise, y no cesa en su intención sexual, culminando con el tímido título Butt Slut. El tracklist nos lleva por el EDM, el disco y hasta el hyperpop con temas como Gag On It, Fuckin’ This Fuckin’ That, Get Fucked, Rim Job, o Cockblocker, que como se imaginan son una colección de microbangers para escuchar cuando el alcohol se apodera del torrente sanguíneo: es la única manera de disfrutarlos sin juzgarlos por lo que son: temas con poca imaginación y poco logrados que, aunque divertidos en sus mejores momentos, no logran saciar nuestra sed por algo mejor de parte de Petras, especialmente cuando sabemos de lo que es capaz. Para muchos, las letras sonarán inmaduras y soeces, pero este ha sido un hilo conductor en muchos temas de Petras desde hace años, y aunque la mayoría de las canciones del disco son francamente olvidables, hay un par de pistas que podemos rescatar: la primera es Banana Boat, un martillo de EDM con letras como So ripe, so sweet, big and juicy/ Can’t wait to put ya in my smoothie/ I wanna ride, ride, ride your banana boat y la absolutamente salvaje Whale Cock, tan absurda y ridícula que incluso utiliza el libro Moby Dick como sinónimo de un pene gigante. Si no te hace reír, no te ríes con nada.

¿Es Slut Pop Miami lo mejor que Kim Petras tiene para ofrecernos? Absolutamente no. ¿Es lo peor que ha hecho hasta ahora? Tampoco. Sin embargo, parece que Petras está atrapada en una especie de purgatorio de marketing: ni su aliado Dr. Luke ni su disquera saben realmente qué hacer con ella y con el talento que la hizo brillar durante tantos años antes de que la industria terminara atrapándola en sus redes corporativas. Estamos lamentablemente muy lejos de la Kim Petras que lanzaba singles como Icy o Heart To Break, o las brillantes mixtapes TURN OFF THE LIGHT, y si bien es cierto que todos los artistas deben tener espacio para experimentar y evolucionar, el caso es que la imagen y el sonido de Kim se sienten estancados. Quienes la escuchamos desde sus inicios sabemos que Petras tiene una identidad musical, un hilo sonoro que, en su mejor momento, recuerda por qué la música de esta mujer alguna vez causó tanto entusiasmo. Slut Pop Miami es un esfuerzo que se siente como otro EP que pasará por debajo de la mesa como una nota a pie de página de la discografía de una artista que merece lanzar mejor material. Quizás llegó la hora de romper el cordón umbilical con Dr. Luke de una vez por todas.

Escucha Slut Pop Miami en su totalidad a continuación:

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