Rusia inició esta semana su reclutamiento militar anual con la dudosa promesa de que los 120.000 futuros reclutas no serán enviados a luchar en Ucrania. El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, dijo que los nuevos militares “realizarán tareas de acuerdo con el propósito de las unidades militares”, pero no serán enviados a lo que el Kremlin llama la “operación militar especial” en Ucrania.

De acuerdo con El Mundo, el proceso de la incorporación de estos jóvenes a las Fuerzas Armadas se extenderá hasta el próximo 31 de diciembre, y el reclutamiento se produce días después del fin del reclutamiento de “movilización parcial” de Rusia, que incorporó a 300.000 reservistas militares, principalmente con experiencia en combate. Se les dijo que serían entrenados antes de ser enviados a la “operación militar especial” en Ucrania para servir como fuerza de ocupación en los territorios ya tomados.

Sin embargo, el Ministerio de Defensa británico informó de que miles de esos reclutas fueron enviados al frente, muchos de ellos con armas que “probablemente estén en condiciones apenas utilizables”.

Shoigu también dijo el martes que se habían subsanado los “inconvenientes” observados en la fase inicial de esa convocatoria. El mando militar ruso también ha asegurado que los reclutas tampoco serán enviados al territorio de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y las regiones de Zaporiyia y Jersón, recientemente anexionadas por Moscú.

El Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington, dijo en su última evaluación que los funcionarios rusos, preocupados por la evasión del servicio militar, están “tratando de engañar a la población rusa haciéndole creer que los reclutas de otoño no serán enviados a luchar”. La evaluación dice que Rusia no considera que las regiones que fueron anexionadas, donde se están produciendo algunos de los combates más brutales, sean Ucrania.

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