Desde hace décadas, las mujeres han aprovechado el Día Internacional de la Mujer para reivindicar la igualdad, luchar por la igualdad salarial, mejores condiciones laborales, el derecho al voto y mucho más. Este año, el 8 de marzo sigue siendo una plataforma para defender los derechos de la mujer, y es más importante que nunca recordar que este día es para TODAS las mujeres, no solo para las mujeres cisgénero.

Hemos visto con preocupación cómo han aumentado los esfuerzos por excluir a las mujeres trans del Día Internacional de la Mujer, algo que es indudablemente contrario a su esencia: unir a las mujeres y luchar por la igualdad de derechos. El Día Internacional de la Mujer nunca se ha centrado únicamente en las mujeres cisgénero y nunca ha pretendido ser una campaña divisoria. Más bien, es una oportunidad para centrarse en acabar con la discriminación de todas las mujeres, lo que requiere centrarse en las mujeres de clase trabajadora, las mujeres marginadas, las mujeres de diferentes razas y religiones, las mujeres con discapacidades, las mujeres indígenas y las mujeres con diversas orientaciones sexuales, identidades de género y características sexuales.

El movimiento feminista es más fuerte y relevante cuando representa a todas las mujeres, no solo a las cisgénero. El feminismo no puede reflejar la discriminación social y la hostilidad que siguen sufriendo las mujeres trans, que a menudo se traducen en la pérdida de empleo, amigos y lazos familiares. Las lesbianas, las mujeres bisexuales y las personas trans vivenen un mundo que las discrimina simplemente por ser quienes son, y por lo que aman. Además, la combinación de sus identidades de género y sus orientaciones sexuales hace que a menudo estén en desacuerdo con las expectativas típicas en torno a lo que parece o significa ser “una mujer”.

Ya sea que hablemos de una lesbiana masculina, una mujer bisexual femenina con novio o una persona trans que cambia su forma de expresarse día a día, todas corren un mayor riesgo de sufrir prejuicios y acoso, independientemente de cómo se identifiquen, todo porque el feminismo transfóbico tiene una idea limitada y patriarcal de cómo debe verse una mujer. El Día Internacional de la Mujer es una oportunidad para escuchar a lesbianas, mujeres bisexuales y personas trans que históricamente han sido silenciadas. Cuando utilizamos nuestras voces para denunciar estas injusticias y, en particular, cuando lo hacemos junto a nuestras hermanas trans, nos empoderamos mutuamente.

Trabajando juntas, podemos celebrar todas nuestras identidades y hacer frente a la discriminación que nos afecta a cada uno de nosotras. Por favor, devolvamos el Día Internacional de la Mujer a sus raíces: una protesta sobre los problemas reales a los que se enfrentan las mujeres cada día: agresiones sexuales, acoso, violencia doméstica y discriminación de género en los lugares de trabajo. Hablemos de los obstáculos a la igualdad a los que se enfrentan las mujeres marginadas, como el racismo, el capacitismo y las leyes, políticas y actitudes que excluyen a las mujeres trans de llevar una vida digna. Amplifiquemos las historias de esas mujeres cuyas historias pocas veces escuchamos, y el resto del año trabajemos para elevar a todas, TODAS las mujeres, sin distinción.

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