Todos hemos escrito en Google las palabras “Debbie Harry 70s” en algún momento de desesperación en el que necesitábamos ver cómo se viste un verdadero ícono, y cuando vemos las imágenes de la líder de Blondie, desenfadada, con una cabellera rubia platinada, mejillas altas y una mirada fija que podría mandarnos a la mierda en cualquier momento, casi duele verla porque se ve tan bien que es casi injusto.

Ahora Debbie Harry tiene 71 años, pero no tiene ganas de parar: acaba de lanzar el más reciente álbum de Blondie, Pollinator, y sigue siendo una modelo a seguir en clases de estilo y actitud. Esta reina del underground neoyorquino fue y seguirá siendo mucho más que la vocalista de una banda: comenzó como una conejita de Playboy y terminó como una de las figuras centrales del movimiento punk rock de los 70.

Desde entonces, Harry ha sido la definición perfecta del estilo callejero y sin esfuerzo de Nueva York, uno forjado en los suelos pegajosos y paredes sudorosas de locales como CBGB y Studio 54, documentado en más de una oportunidad en las polaroids de Edo Bertoglio, clips en vivo, y fotografías que ya forman parte del inconsciente colectivo.

Par el mes de junio, la revista Nylon tiene en su portada a Debbie Harry, con una serie de fotografías hechas por Sofia Sánchez y Mauro Mongiello, en las que Harry sigue siendo tan carismática e hipnótica como siempre, recordándonos su estatus de ícono de culto inmortal, no sólo de la música sino del estilo.

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