Según un nuevo estudio, varios productos para el periodo menstrual, como compresas, tampones y copas menstruales, contienen “químicos eternos” potencialmente tóxicos que, en algunos casos, podrían haber sido añadidos intencionalmente. Los investigadores, entre los que se encuentra Graham Peaslee, de la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos, afirman que, aunque estos productos están diseñados para que las personas se sientan cómodas durante el sangrado menstrual, en sus etiquetas no suelen figurar los ingredientes.

En el nuevo estudio, aún pendiente de revisión por pares, los científicos evaluaron más de 100 productos menstruales en busca de compuestos fluorados, un indicador de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) potencialmente nocivas. Estas sustancias se encuentran habitualmente en productos antiadherentes y resistentes a las manchas, como los impermeables, los utensilios de cocina antiadherentes, los repelentes de manchas y la espuma antiincendios, y también se conocen como “sustancias químicas eternas” debido al tiempo que tardan en descomponerse en el medio ambiente.

Los estudios también han relacionado anteriormente los PFAS con un mayor riesgo de consecuencias negativas para la salud, como la inmunodepresión y algunos tipos de cáncer, debido a la acumulación persistente de estas sustancias químicas en el organismo. La nueva investigación descubrió que, si bien los PFAS están ausentes de muchos productos de uso periódico, podrían estar añadidos accidental o intencionadamente a otros. El nuevo estudio buscó rastros de estas sustancias químicas en las distintas capas de una serie de productos menstruales, como tampones de un solo uso, compresas y copas menstruales, incluidos sus envases. “Determinamos si estos productos contenían flúor orgánico como sustituto de los PFAS”, explicó Alyssa Wicks, de la Universidad de Notre Dame.

En total se analizaron 123 productos menstruales en Estados Unidos, y los resultados sugieren que algunos productos para el periodo incluyen potencialmente PFAS, pero no todos. “En general, los tampones no parecían contener flúor. Lo mismo ocurre con las copas menstruales y las capas de compresas que entran en contacto con la piel”, explica Wicks, estudiante de posgrado en el laboratorio del Dr. Peaslee. Pero lo que sorprendió a los científicos fue la presencia de flúor total en los envoltorios de numerosas compresas, algunos tampones y las capas exteriores de algunas prendas íntimas menstruales. En algunos de estos productos, los científicos midieron las cantidades más elevadas de estos compuestos, entre 1.000 y varios miles de partes por millón de flúor total. Debido a estas concentraciones tan elevadas, los investigadores teorizan que los PFAS podrían utilizarse intencionadamente en algunos de estos productos para mantener la humedad fuera de los envoltorios y que los artículos de su interior permanezcan secos.

Según ellos, la razón de añadir estos compuestos a la capa exterior de la ropa interior de época podría ser evitar que la sangre se escape de las capas interiores e impedir que se extienda por la ropa de la persona. En estudios posteriores, los científicos esperan analizar las muestras que contenían cantidades mensurables de flúor específicamente para 40 compuestos PFAS individuales. “Los productos femeninos son esenciales, pero la necesidad de un envoltorio fluorado, o la necesidad de una capa fluorada, no parece serlo, porque muchos de ellos se fabrican sin recurrir a estos compuestos”, concluyó el Dr. Peaslee. Está previsto que los resultados de la nueva investigación se presenten el fin de semana en una conferencia de la American Chemical Society.

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