Vacunas experimentales contra el VIH prometedoras en las primeras pruebas, según estudio

Científicos presentaron esta semana resultados prometedores de nuevas vacunas experimentales contra el VIH basadas en tecnología de ARNm. Dos estudios publicados en la revista Science Translational Medicine revelaron que estas vacunas, probadas en animales y en más de 100 voluntarios humanos, son capaces de activar potentes respuestas inmunitarias con pocos efectos secundarios.
Las nuevas vacunas utilizan instrucciones genéticas para que las células produzcan proteínas específicas del VIH, concretamente versiones del llamado “trímero de la envoltura”, una estructura que el virus usa para infectar las células. Dos de las vacunas desarrolladas lograron que el sistema inmune generara anticuerpos neutralizantes en un 80% de los participantes humanos, mientras que una tercera vacuna con una versión diferente logró este resultado solo en el 4% de los casos. Esto indica que la forma en que se presenta el antígeno es clave para la efectividad.
Según Seth Cheetham, experto en vacunas de ARN y no involucrado en el estudio, “los resultados marcan un progreso significativo en el esfuerzo global por desarrollar una vacuna segura y efectiva contra el VIH”. La urgente necesidad de una vacuna se debe a que, a pesar de los avances en tratamientos y prevención, cada año se registran alrededor de 1.3 millones de nuevas transmisiones en el mundo, lo cual hace que una protección duradera mediante vacuna sea vital.
Actualmente, las medicaciones preventivas contra el VIH requieren dosis constantes o frecuentes, lo que puede ser complicado en zonas con pocos recursos sanitarios. En contraste, una vacuna eficiente podría ofrecer protección a largo plazo con solo unas pocas dosis, facilitando la prevención global. Sin embargo, el VIH es un virus difícil de combatir, ya que cambia constantemente y tiene varios trucos para evadir el sistema inmune, por lo que el desarrollo de la vacuna ha presentado múltiples retos.
En la prueba clínica con humanos, los participantes recibieron tres dosis espaciadas en seis meses y experimentaron principalmente efectos secundarios leves y temporales como fatiga, dolor de cabeza y molestia en el lugar de la inyección. No obstante, un número pequeño de personas presentó una reacción dérmica llamada urticaria, más frecuente que en vacunas de ARNm previas como las contra COVID-19, y que en algunos casos duró meses. Los investigadores señalan que es importante seguir mejorando la seguridad.
A pesar de limitaciones como el diseño abierto del ensayo y que las vacunas actuales inducen anticuerpos principalmente contra cepas específicas del virus, estos hallazgos aportan bases importantes para futuras versiones con mayor capacidad de protección, y siempre es una buena noticia ver que investigadores continúan impulsando el desarrollo de vacunas de ARNm que podrían ser clave para controlar y eventualmente erradicar el VIH a nivel global.
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